Ortodoncia y enfermedad periodontal: cómo se combinan de forma segura

La ortodoncia en pacientes con enfermedad periodontal no es un tratamiento estándar.
Exige entender cómo reaccionan las encías, cómo responde el hueso ante los movimientos dentales y qué límites biológicos no deben superarse.
Cuando esta relación se gestiona adecuadamente, el resultado es una boca más estable, más estética y más fácil de mantener a largo plazo.

En nuestra clínica, esta planificación se estructura desde una visión interdisciplinar. El diagnóstico inicial integra la experiencia de las especialistas de cada área, responsables de decidir cuándo es seguro mover un diente y cuándo se debe reforzar antes la salud periodontal.

El verdadero reto: mover dientes en un soporte debilitado

Mover un diente no consiste solo en desplazar de lugar.
Implica modificar el ligamento periodontal, inducir remodelación ósea y redistribuir las fuerzas masticatorias.

Cuando el soporte está afectado por una periodontitis previa, el proceso requiere:

  • Máxima precisión clínica.

  • Control constante.

  • Seguimiento periódico del estado de las encías.

  • Fuerzas ortodóncicas mucho más suaves.

Por ello, el estado periodontal marca el punto de partida. Si existe inflamación, movilidad o bolsas activas, no se puede iniciar ningún movimiento ortodóncico.

Antes de la ortodoncia: reconstruir el terreno biológico

Esta es la fase más determinante. Se analizan las encías, se estudia la pérdida ósea, se valora la estabilidad dentaria y se define el riesgo individual de progresión.

El objetivo es crear un entorno biológico seguro que permita mover los dientes sin comprometer su soporte.

El proceso puede incluir:

  • Raspado y alisado radicular.

  • Eliminación completa de placa y cálculo subgingival.

  • Control de hábitos perjudiciales como el tabaquismo.

  • Estabilización de enfermedades sistémicas (por ejemplo, diabetes).

  • Regeneración ósea o injertos de encía cuando es necesario.

Una vez que las encías responden bien y el hueso se mantiene estable, la ortodoncia se convierte en una opción predecible.

Durante la ortodoncia: movimientos lentos y vigilancia continua

Con el periodonto controlado, comienza la fase mecánica.
En estos pacientes, no se trata de mover rápido, sino de mover con respeto biológico.

El tratamiento avanza con:

  • Fuerzas ligeras que no sobrecargan el hueso.

  • Revisiones cada 8 a 12 semanas para evaluar la estabilidad periodontal.

  • Limpiezas profesionales periódicas.

  • Ajustes ortodóncicos que reduzcan el trauma oclusal.

Los alineadores transparentes suelen ser especialmente útiles, ya que facilitan una higiene excelente y permiten controlar el movimiento dentario con gran precisión.
Aun así, los brackets pueden utilizarse cuando el caso lo requiere, siempre bajo un control periodontal más estricto.

Después de la ortodoncia: la fase que define el éxito real

Finalizada la ortodoncia, comienza la etapa clave para conservar los resultados.
Un paciente con antecedentes periodontales necesita un mantenimiento más estrecho que el resto.

El seguimiento ideal incluye:

  • Revisiones periodontales cada 3 meses.

  • Evaluación radiográfica periódica en dientes con pérdida ósea.

  • Uso adecuado de retenedores para evitar recaídas.

  • Rutinas de higiene adaptadas al nuevo alineamiento dental.

El objetivo es evitar que la enfermedad reaparezca. Una buena higiene y controles regulares permiten que el nuevo alineamiento proteja el periodonto y mantenga la estabilidad a largo plazo.

Por qué la combinación beneficia al paciente

La coordinación entre periodoncia y ortodoncia ofrece ventajas claras:

  • Mejor acceso a la higiene diaria.

  • Menor riesgo de formación de bolsas periodontales.

  • Reducción del trauma oclusal sobre dientes debilitados.

  • Oclusión más funcional y estable.

  • Alineación que favorece un soporte óseo equilibrado.

Incluso en casos avanzados, diversos estudios han demostrado que una ortodoncia bien planificada puede ayudar a conservar dientes que de otra forma se perderían.

Momento en el que intervienen las especialistas

La intervención conjunta es especialmente importante al inicio.
En esa primera valoración se determina:

  • Si el soporte periodontal permite iniciar la ortodoncia.

  • Qué movimientos son seguros y cuáles deben evitarse.

  • Qué tipo de aparatología es la más adecuada en función del hueso.

  • Qué frecuencia de mantenimiento necesita el paciente.

Una vez definida esta hoja de ruta, cada fase avanza de manera coordinada y con criterios compartidos. 

En Albert & Barber, entendemos que la combinación de ortodoncia y tratamiento periodontal requiere una planificación precisa y una mirada clínica coordinada. Por eso, nuestros casos se abordan siempre desde un enfoque interdisciplinar que garantiza seguridad y estabilidad a largo plazo.

Nuestra especialista en periodoncia, la Dra. Maria Josep Albert, es la encargada de recuperar y proteger la salud del soporte dentario, asegurando que las encías y el hueso estén preparados para cualquier movimiento ortodóncico.
A partir de esa base, la Dra. Carla Barber, nuestra especialista en ortodoncia, diseña un plan de tratamiento adaptado al estado biológico de cada paciente, aplicando fuerzas controladas y movimientos respetuosos con el periodonto.

Este trabajo conjunto nos permite ofrecer tratamientos más seguros, resultados más estables y sonrisas que no solo se ven bien, sino que se mantienen sanas en el tiempo.

Si tienes dudas sobre tu caso o quieres valorar si la ortodoncia es adecuada para ti, contáctanos para poder brindarte una atención personalizada y un enfoque basado en la evidencia clínica.

 
 
 

preguntas frecuentes

  • Sí, pero solo si se realiza una planificación cuidadosa. Es crucial evaluar el estado de las encías y el hueso antes de iniciar el tratamiento ortodóncico. Si el soporte dental está debilitado, se deben tomar medidas para estabilizarlo primero.

  • Mover un diente en un soporte comprometido puede agravar la pérdida ósea y dañar las encías. Por eso, es fundamental que el tratamiento ortodóncico se realice con precisión, utilizando fuerzas suaves y bajo supervisión constante.

  • Antes de comenzar la ortodoncia, se deben estabilizar las encías y el hueso. Esto puede implicar raspados, eliminación de placa, control de hábitos como el tabaquismo y, en algunos casos, procedimientos de regeneración ósea.

  • El tratamiento ortodóncico en estos pacientes suele ser más lento que en personas sin problemas periodontales. Esto se debe a que el movimiento dental debe ser más controlado y suave para no sobrecargar el hueso.

  • Después de la ortodoncia, se requiere un seguimiento más frecuente. Las revisiones periódicas cada 3 meses, evaluaciones radiográficas y un cuidado de higiene más riguroso son esenciales para mantener la salud periodontal y evitar recaídas.

  • La coordinación entre ambas especialidades mejora la higiene diaria, reduce el riesgo de bolsas periodontales y asegura una oclusión más estable. Esto también ayuda a preservar dientes que de otro modo podrían haberse perdido debido a la enfermedad periodontal.

Anterior
Anterior

Medicina estética en una clínica dental: ¿por qué Albert y Barber es una elección cada vez más habitual?

Siguiente
Siguiente

¿Cómo Influye el Estilo de Vida del Niño en su Tratamiento de Ortodoncia?